
El diseño del inmueble se inspira en el estilo propio de los siglos XII y XIII, caracterizados por la transición del románico al gótico. Si la construcción es formalmente románica, la decoración y ornato son plenamente góticos, basándose formas ojivales. El templo es una magnífica construcción de hormigón y ladrillo, de 69 metros de longitud por 27 metros de ancho. Su frontispicio presenta tres vanos de ingreso, enmarcados en pilares de cemento y ladrillo torneado. A ambos lados del frontis, en línea con la fachada, se erigen dos torres de planta cuadrada que alcanzan los 36 metros de altura.

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